Conoce a Tobias Bradford, el artista sueco que crea perturbadoras esculturas vivientes atrapadas en bucles temporales

2022-10-09 00:56:59 By : Ms. Gao Aria

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Cuando nos encontramos hace poco con el Instagram de Tobias Bradford, nos encontramos con instalaciones animadas que incorporan conceptos de la ingeniería mecánica, la robótica, el ilusionismo y las marionetas para forjan una realidad extraña, casi incómoda, como si se tratara una colección de maniquíes vivientes encontrados en alguna casa olvidada en una película de terror. ¿Qué las hace tan creepy? Pues la repetición de acciones o movimientos cotidianos, que hace a los objetos semisintientes de Bradford alejarse de lo familiar y disociarse de lo que representan. De esta manera, una lengua animatrónica parece ser el trofeo de algún asesino en serie, unos dedos que tocan delicadamente el suelo nos da la impresión de pertenecer a un fantasma, y un torso que se afeita una pantorrilla en un loop eterno se vuelve perturbador luego de observarlo un rato. Hoy te presentamos el trabajo de este artista.

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Tobias Bradford tiene 29 años y es originario de Örebro, Suecia, pero actualmente reside entre Estocolmo y Londres. En los últimos años, ha estado experimentando con una forma de instalación escultórica animada para crear entornos y objetos que son hasta cierto punto autónomos o incorpóreos. Según Bradford, “un objeto que parece actuar por su propio interés conlleva muchas sugerencias sobre el libre albedrío y el ‘yo’ en un sentido filosófico, y la fricción entre el pensamiento racional y la propia experiencia emocional del mundo puede intensificarse cuando se está en una situación con información sensorial conflictiva”. De esta manera, del mismo modo que una palabra puede volverse absurda cuando se pronuncia repetidamente, una acción o un momento que se queda atascado en un bucle puede revelar parte de la extrañeza de la vida cotidiana.Publicidad

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“La emoción de hacer máquinas como arte para mí es poder crear figurativamente algo que está vivo”, explica Bradford en una entrevista reciente. “Creo que las máquinas modernas tienen una forma de ser difíciles de interpretar. El sonido del ventilador de un frigorífico zumbando de forma imprevisible tiene un misterio que bien podría ser un intento de comunicación. Esto es precisamente lo que da vida a los pensamientos, aunque sea de forma sutil, y es algo que intento plasmar en mis esculturas”. Para él, es justo el carácter mecánico de la repetición perpetua lo que hace interesantes sus piezas, especialmente en relación con el cuerpo. “Yo mismo tengo varios rasgos neuróticos que no controlo realmente, como el ‘síndrome de las piernas inquietas’, así como arrancarme frenéticamente el pelo hasta que se me cae. La idea de no tener control sobre el propio cuerpo, la máquina orgánica, se convierte en algo existencial y absurdo”.

¿Cómo crea sus piezas? Pues por lo general se para un buen tiempo observando sus propias esculturas y analizando su comportamiento en relación con el espacio y entre sí mismas, y de esta manera se le ocurren ideas que, por lo general, están fuera de su alcance. Así comienza el proceso de esculpir la esencia de esa idea y llevarla a un punto en el que todo sea factible. “A menudo intento asumir el papel de profesor o inventor ficticio a la manera de Frankenstein cuando estoy trabajando, ¡y suele funcionar!”, explica. Algo interesante de su trabajo es que no hace las esculturas con el objetivo de representar el horror, pero es interesante que su punto de vista las lleven más o menos inevitablemente a ese tema. “Por lo general, la idea de ponerse en una situación absurda suele dar la impresión de ser cómica…. tal vez la añoranza y el dolor provengan del hecho de que las esculturas se convierten a menudo en caricaturas de las limitaciones de nuestros propios cuerpos, algo que intentamos superar constantemente con la ayuda de la tecnología”.Publicidad

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Y sí, hay una razón por la que las esculturas parecen tan inquietantemente humanas. “Me utilizo a mí mismo en todas las antropomórficas”, dice Bradford. “Utilizo mi propio cuerpo como referencia”. Las extremidades están hechas con moldes de sus propios brazos y piernas. Además, imprime fotos de su piel y envuelven las piezas. En cuanto al cabello pues… “es mi pelo”, dice. “Bueno… una parte”. También usa zapatos que se encuentra en secciones de objetos perdidos, y hasta su misma ropa interior. El impacto, por supuesto, se sitúa entre el humor y el horror, pero eso no le ha impedido participar en galerías de su país, y en Europa, así como en Art Basel. “¿Quién podría poner estas espeluznantes creaciones en su casa? Pues una persona supercool”, dice Bradford.

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