Del tatuaje al tatoo, Caixafòrum repasa la tradición de pintarse la piel

2022-05-21 20:16:43 By : Mr. bruce li

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Barcelona, 17 may (EFE).- Una pluma eléctrica presentada por Thomas Edison en 1877, antecedente de la máquina de tatuar actual, un baúl de tatuadores ambulantes o una "obra maestra" del suizo Filip Leu son algunas de las más de 240 piezas que se presentan a partir de este martes y hasta el 28 de agosto en "Tattoo. Arte sobre la piel", en CaixaFórum Barcelona.

Producida y organizada por el Museo du Quai Branly de París y la Fundación la Caixa, se trata de una muestra cosmopolita, que ya han visto desde hace cinco años unos 2,5 millones de personas en diferentes ciudades de todo el mundo, desde París, Toronto y Los Ángeles a Moscú y Madrid, y que ahora aterriza en Barcelona, para recorrer, posteriormente, Zaragoza, Valencia, Sevilla, Tarragona o Gijón, adonde llegará en 2025.

La comisaria Anne Richard, fundadora de la revista HEY! Modern Art &Pop Culture, ha explicado hoy en rueda de prensa que el proyecto explora desde un "punto de vista antropológico inédito" los usos del tatuaje a lo largo de la historia, con una primera prueba de su existencia de unos 100.000 años, aunque su historia técnica y estética tiene unos 5.000 años.

El director de Patrimonio y Colección del Musée du Quai Branly, Yves Le Fur, ha recordado, justamente, que la momia Ötzi, con más de 4.500 años, es una prueba de esta costumbre.

Es la mayor exposición que se ha realizado sobre esta práctica, con un resurgimiento a nivel global en los últimos años, calculándose que en España actualmente entre un 15 y un 20 % de la población lleva algún dibujo tintado en el cuerpo, un porcentaje que llega al 40 % entre la población de 16 y 35 años.

Destacados de la muestra son la veintena de prototipos de cuerpos hiperrealistas, modelados en silicona y tatuados con tinta, creados expresamente para esta exhibición, a cargo de maestros como el ya citado Filip Leu, Horiyoshi III, Mark Kopua, Kari Barba, Colin Dale, así como el venezolano Jee Sayalero, residente en España, con alusiones al folclore japonés y a obras de artistas como Pablo Picasso y Salvador Dalí, y la madrileña Laura Juan, que en su obra reflexiona sobre el aislamiento durante la pandemia.

Para la exposición de Barcelona, se han incluido dos nuevas piezas, de reciente creación, de los artistas tatuadores Brian Gomes, de Brasil, y Taku Oshima, de Japón.

¿Qué lleva al éxito de una práctica dolorosa, que es para siempre, y que cuesta, en algunos casos, mucho dinero? son preguntas que se intentan responder a lo largo del recorrido, en el que también hay, según ha destacado Richard, un homenaje a los pioneros del tatuaje actual, después de que desde finales del siglo XVII y hasta inicios del siglo XX era considerado de individuos excéntricos en las sociedades occidentales.

En este viaje expositivo, tampoco se olvidan los tatuajes tradicionales de Nueva Zelanda, Samoa, Polinesia, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia, así como las nuevas escuelas de China, Taiwán y Latinoamérica, con el tatuaje chicano.

Anne Richard ha ahondado, asimismo, en los orígenes de la palabra, que proviene del "tatau" (herida abierta), de Polinesia, descubierta por la tripulación europea del capitán Cook, en el siglo XVIII, y cómo ha ido evolucionando su significado a lo largo de la historia, puesto que durante siglos el tatuaje sirvió para discriminar, como marca de sometimiento, deshonra y de pérdida de identidad, ya fuera en los campos de concentración nazis o en los gulag soviéticos.

Tampoco obvia que el tatuado, considerado como marginal, se convirtió en personaje de espectáculo a partir de 1840, con motivo de la Exposición Universal de Chicago, en el mismo nivel que las mujeres barbudas o los tragasables, y que el tatuaje también fue "muy de marineros".

Por otra parte, llaman la atención personajes como la filipina Whang-od Oggay, de 104 años de edad, considerada como la última maestra que utiliza el "batok", el tatuaje tradicional hecho a mano, sin olvidar la técnica de los maoríes de Nueva Zelanda, artífices del "moko", el arte de esculpir la piel, símbolo de conciencia colectiva indígena.

La exposición, además, homenajea a grandes maestros del tatuaje contemporáneo como Ed Hardy, nacido en 1945, el primero en "plasmar la fuerza americana", según Anne Richard, y el que favoreció los intercambios artísticos internacionales, entre Estados Unidos y Europa, y con Japón.

Para la comisaria, el tatuaje es una práctica ancestaral en culturas de todo el mundo, que tanto ha servido para la represión como para la reinvindicación, para expresar lo que quiere ser cada uno de los tatuados, transformando sus pieles en lienzos de "un arte en movimiento, capaz de emprender el vuelo cada día". EFE

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